El Presidente electo de los argentinos reveló cuáles podrían ser las primeras privatizaciones que impulsará su Gobierno. Incluyó a la petrolera más grande del país, los medios de comunicación del Estado, y afirmó que Aerolíneas Argentinas quedará en manos de los trabajadores que la operan.

Los mercados reciben con optimismo el triunfo de Javier Milei, y forman expectativas hacia adelante con la mira puesta en el proceso de privatizaciones que promete lanzar el Presidente electo, que permitirá eliminar el déficit fiscal recurrente y otorgarle mayor inversión a los rubros.

Milei confirmó en su primera entrevista como mandatario electo que durante los próximos meses se impulsará y negociará las siguientes privatizaciones: la petrolera YPF (la empresa más grande del país en cuanto a valuación), y todas sus subsidiarias.

Se privatizarán o cerrarán todos los medios de comunicación estatales que regular la prensa, como la Televisión Pública, Radio Nacional y la Agencia de Noticia TELAM, que se encarga de la pauta oficial, y también se pronunció a favor de la transferencia de Aerolíneas Argentinas hacia los trabajadores que la operan.

La venta de YPF podría significar la privatización más importante de la historia argentina, y sin lugar a dudas es la apuesta más ambiciosa de Milei. Entre 1991 y 1992 permitió acreencias de entre 1 y 2 puntos del PBI cuando fue vendida por partes al Gobierno de Carlos Menem, y más tarde llegó a entregar otros 1,9 puntos del PBI cuando el Estado licitó el remanente de su participación accionaria.

Solo por este anuncio, las acciones de la firma se dispararon un 42% en la plaza bursátil de Wall Street, y no se veía una disparada semejante desde la década de 1990. También se incrementa el interés inversor en Vaca Muerta, a medida que aumenta el potencial exportador.

La privatización de los medios de comunicación estatales se encuentra dentro de un marco de reformas más amplias, entre ellas el corte abrupto de las transferencias por pauta publicitaria estatal a los medios de comunicación privados. De esta manera, se termina la relación clientelista entre el Estado y algunos “periodistas” vinculados al poder de turno.

En tercer lugar, Milei impulsará activamente la transferencia de Aerolíneas Argentinas para que pueda ser operada por sus propios trabajadores, convirtiéndolos en accionistas de la empresa. Aerolíneas dejará de tener un trato preferencial, dejará de percibir fondos del Estado nacional, y deberá competir en el mercado como cualquier otra empresa.

El déficit del total de las empresas del Gobierno nacional le significa a la sociedad un déficit operativo equivalente al 0,7% del PBI, y más de un 1 punto del producto considerando las contribuciones figurativas. Esto es equivalente a todo lo que gasta el Estado nacional en asignaciones universales y la Tarjeta Alimentar.

Por otra parte, la eventual privatización de las mismas le significaría al Estado acreencias por única vez que podría emplear para diversos propósitos, como por ejemplo la complementación de las reservas del Banco Central, la cancelación de deuda pública y contingencias con el exterior, etc.