A pesar de no ser estatal como el INADI en Argentina, la “Anti-Defamation League” recibe millones de dolares en subsidios del Estado, que usa para perseguir a la derecha por supuesta discriminación

El dueño de Tesla, SpaceX, y Twitter, Elon Musk, le declaró la guerra esta semana a la ADL, o Liga Antidifamación, una organización social de los Estados Unidos que, a pesar de no ser una institución estatal, cumple la misma función que el INADI en Argentina, y recibe millones de dólares en subsidios cuando gobiernan los demócratas.

Musk asegura que la ADL ha mentido repetidamente acerca del contenido que se permite en Twitter, y esto ha llevado a que pierda miles de millones de dólares en contratos de publicidad con sus clientes, y por eso los llevará a la justicia.

Abusando de su posición como la organización más conocida del país que denuncia hechos de discriminación, la ADL inventó supuestas publicaciones antisemitas que se hicieron en Twitter, que luego usó para tratar de hacer que la empresa pierda publicistas.

“Para limpiar el nombre de nuestra plataforma en materia de antisemitismo, parece que no tenemos más remedio que presentar una demanda por difamación contra la Liga Antidifamación… ¡oh, qué ironía!” publicó Musk en su red social.

“Los anunciantes evitan la controversia, por lo que todo lo que se necesita para que la ADL consiga que perdamos contratos millonarios en Estados Unidos y Europa es hacer acusaciones infundadas”, compartió en X. “Tienen mucho menos poder en Asia, por lo que nuestros ingresos publicitarios allí siguen siendo fuertes“.

Y denunció que la ADL lo está extorsionando: “Esta ‘controversia’ hace que los anunciantes hagan una ‘pausa’, pero esa pausa es permanente hasta que ADL dé luz verde, lo cual no harán sin que aceptemos suspender en secreto o prohibir en secreto cualquier cuenta que no les guste“.

Musk aseguró que, después de un análisis de su equipo, “la ADL parece ser responsable de la mayor parte de nuestra pérdida de ingresos” y agregó: “En nuestro caso, potencialmente estarían en el apuro por destruir la mitad del valor de la empresa, es decir, aproximadamente 22 mil millones de dólares”.

El dueño de la compañía acusó a ADL de presionar a sus empleados para cierren cuentas como Libs of TikTok, una cuenta de Twitter de una mujer inglesa que simplemente repostea videos de feministas que encuentra en TikTok.

“Nos pidieron que suspendamos a Libs of Tik Tok a cambio de liberarnos un publicista, ¡a pesar de que Libs of Tik Tok no tiene nada que ver con el antisemitismo!”, se quejó con ironía Musk, y aclaró que esa cuenta jamás publicó nada relacionado con temas religiosos o de etnicidad, y solo habla de feminismo.

Más temprano ese mismo día, Musk dijo que desde que adquirió la plataforma digital “la ADL ha estado tratando de acabar con esta plataforma acusándonos falsamente a ella y a mí de ser antisemitas“.

En una segunda publicación, Musk continuó: “Nuestros ingresos por publicidad en EE. UU. todavía están bajos un 60%, principalmente debido a la presión de @ADL sobre los anunciantes (eso es lo que nos dicen los anunciantes), por lo que casi lograron matar a X/Twitter“.

Lejos de achicarse, la Liga Antidifamación, comandada por Jonathan Greenblatt, uno de los asesores más cercanos de Barack Obama y quien cuenta con todo el aparato de la Casa Blanca de Biden de su lado, redobló la apuesta, y un portavoz de la ADL trató en un comunicado a Elon Musk de antisemita y supremacista blanco.

“A la ADL no le sorprende, pero tampoco le inmuta, que antisemitas, supremacistas blancos, teóricos de la conspiración y otros trolls hayan lanzado un ataque coordinado contra nuestra organización. Este tipo de cosas no es nada nuevo”, escribieron.

“Esfuerzos tan insidiosos no nos amedrentan. Más bien, nos impulsan a ser inquebrantables en nuestro compromiso de luchar contra el odio en todas sus formas y garantizar la seguridad de las comunidades judías y otros grupos marginados”, dijeron en el difamatorio comunicado.

Cabe aclarar que no es la primera vez que la ADL es denunciada por extorsionar y difamar, incluso unos años atrás fueron condenados por un juez en Colorado a pagar US$ 10 millones de dólares en reparaciones por daños ocasionados a una empresa del Estado.